Hay familias cuidadosas con tener tiempo para amarse y mirar bien unos por otros. Es maravilloso eso. Que haya equidad y compensación del que tiene más al que tiene menos. Hay que dar y saber recibir.
Si no tienes familia, búscate una adoptiva y dale siempre todo el amor que puedas de la mejor calidad.
El amor a veces no se sabe dar bien, se confunde con el ego y quieren los padres que los hijos sean como ellos quieren o piensan que es mejor en lo superficial y contagiados por ese ego colectivo de apariencias, de miedos al qué dirán, a perder propiedades o bienes materiales, a perder el trabajo o los ingresos que sean, q sus hermanos tengan un marco de imagen que no les hiera el ego social; esa imagen es esclavitud.
En mi caso mi ser es perfecto, pero no doy la talla del ego social, de tener brillo con un trabajo estable. Siempre ha sido intermitente, variado, rico en experiencias y lo que he aprendido, gracias a Dios!
Aún no me he tenido que prostituir como mujer, ni descaradamente dedicándome a ese oficio de vender sexo, ni intentando conquistar a hombres por el engaño de darles amor y sexo por estabilidad y dinero. Si he tenido que pedir por todos lados, Justicia que no se me ha dado bien más que una de diez y aun no se ha terminado el caso.
He dado lo que he podido de buena voluntad, porque me sale; pero es verdad que me he deprimido y decepcionado de abusos contra mi, de no saber defenderme o pedir ayuda bien, de no responder con más valentía y fuerza con is hijas, de haber olvidado la fuerza del Ser amoroso y divino que siento con toda nitidez dentro de mi.
He aceptado regalos que sé que mis vecinos y amigos no me quieren ofender y casi no saben cómo dármelos. Yo les agradezco hasta la intención y de hecho cuando me han pagado recibos o se han hecho los endfermos para que les acompañe o cuide. Se lo agradezco.
Reconozco que mi vida ha sido un cúmulo de pruebas y/o oportunidades. Yo me siento feliz y limpia de corazón y algo ingenua. Solo me pesa una cosa: No haber tenido más agallas en mi vida en temas fundamentales.
Con mi madre, con mi pareja, con mis hijas, con el abuso de mi trabajo ninguneado por un "aristócrata funcionario deformado", con el pisotear mis derechos y difamar mi imagen combatiendo los suavones comentarios.
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